Algunas cosas andan bien, cuando estoy mal, muy mal y mi histeria sobrepasa sus limites, al punto de que la razon no reconoce porque hago las cosas, mi bronca sale a flor de piel y necesito que alguien me escuche desesperadamente, me acuerdo en ese instante, que hay dos personas que siempre, sea el momento que sea, van a saber decirme algo, no para que me sienta mejor, sino para hacerme reir, ver el lado positivo mas vergonzoso y saber que después de todo puedo reírme de la situacion en la que estoy, aunque me ayuden también a reflexionar, porque saben que solo digo "no se que hacer" y automáticamente resuelven una de esas juntadas exprés y logran despejarme. Amo lo que formamos, no puedo estar mas agradecida.